jueves, 10 de enero de 2019

Un poco de historia, parte 2. La psicología humanista


         El estudio de los aspectos positivos del hombre se ha dado en prácticamente la mayoría de las culturas. En particular, en la filosofía griega clásica, Sócrates, Platón y Aristóteles reflexionaron sobre la “vida buena”. Por su parte, las grandes tradiciones psicológicas desde el siglo XIX han aportado diferentes explicaciones sobre las condiciones positivas de la experiencia humana (Duckworth, Steen & Seligman, 2005). Dos de ellas, la psicología humanista y la psicología cognitiva, han aportado muchos de los cimientos para el desarrollo de una visión psicológica que apoye el desarrollo del potencial humano.


          A finales de la década de 1950, con el desarrollo de la teoría humanista o tercera fuerza en la psicología –como también se le conoció– se comienza a gestar un cambio en el enfoque del estudio psicológico del ser humano. Autores como Abraham Maslow, Carl Rogers, Henry Murray, Gordon Allport, y Rollo May, entre otros, comenzaron a interesarse por entender y promocionar conceptos como la “auto-actualización o auto-realización”, la “buena vida”, la “experiencia cumbre”, entre otros; los cuales se pueden entender ahora como parte de las “raíces de la psicología positiva” (Duckworth et al., 2005, p. 632).
          


    Esta corriente psicológica, a diferencia del psicoanálisis y el conductismo –corrientes predominantes en esa época– centra su interés en el mismo ser humano, desde una visión integral y no tanto en sus impulsos inconscientes o en las influencias del medio como rectoras de su actuar.

            

          El humanismo como corriente psicológica se diferencia de otras principalmente en la forma de concebir al ser humano, tratando de no asumir un determinismo en su estudio. Por el contrario, se puede decir que esta corriente psicológica es la que más ha reconocido y estudiado la capacidad del ser humano para desarrollar sus talentos y alcanzar sus metas (Duckworth et al., 2005). Para los autores de esta corriente el individuo es visto como un ser libre, capaz de autodirigir su vida y conducta. Los estímulos externos, la genética y los impulsos inconscientes, aunque no se ignoran, son desestimados, dando mayor importancia a las vivencias emocionales y cognitivas de cada persona; es decir, a su realidad subjetiva.

Esta visión psicológica del ser humano logró estimular diferentes modelos de terapia y auto-ayuda, pero a pesar de tener grandes cualidades teóricas así como perspectivas de desarrollo y aceptación, no logró tener el impacto en la comunidad científica que se creía (Seligman & Csikszentmihalyi, 2000; Vázquez y Hervás, 2008). Para la década de 1980 comenzó a perder fuerza en los ambientes académicos y científicos.


Algunos conceptos centrales de la psicología humanista como las experiencias cumbre, el bienestar, la responsabilidad, el funcionamiento óptimo, la autorrealización, las fortalezas, el crecimiento personal, entre otros (Duckworth et al., 2005; Linley et al., 2006), son ahora reestudiados por la psicología positiva, tratando de darles un mayor sustento científico con investigaciones empíricas; ejemplo de ello son las investigaciones de Deci y Ryan (1985 y 2000) sobre la autodeterminación o el modelo de bienestar psicológico de Ryff (1995), Ryff y Keyes (1995), Ryff y Singer (1998) (Vázquez y Hervás, 2008).


Referencias: 
Deci, E. & Ryan, R. (1985). The general causality orientations scale: Selfdetermination in
personality. Journal of Research in Personality, 19, 109-134.
Duckworth, Angela L. and Seligman, Martin E.P. (2005). Self-Discipline Outdoes IQ in Predicting Academic Performance of Adolescents. Psychological Science. pp. 939-945.

Linley, A., Joseph, S., Harrington, S. & Wood, A. (2006). Positive psychology: Past, present, and (possible) future. The Journal of Positive Psychology, 1, 3-16.


Ryan, R. & Deci, E. (2000). Self-Determination Theory and the Facilitation of Intrinsic
Motivation, Social Delopment, and Well-Being. American Psychologist, 55 (1), 68-78.
Ryff, C. (1995). Psychological well-being in adult life Current Directions.  Psychological
Science, 4, 99-104.
Ryff, C. & Keyes, C. (1995). The structure of psychological well-being revisited. Journal of
Personality and Social Psychology, 69, 719-727.
Ryff, C. & Singer, B. (1998). The Contours of Positive Human Health. Psychological Inquiry,
9 (1), 1-28.


Seligman, M. & Csikszentmihalyi, M. (2000). Positive Psychology, An introduction. American
Psychologist. 55 (1), 5-14.

Vázquez, C. & Hervás, G. (2008). Psicología positiva aplicada. Ed. Desclée De Brouwer,
Bilbao, España.

4 comentarios:

  1. Me parece muy interesante y sorprendente saber que personajes como Platón y Aristóteles, en sus épocas comenzaban a estudiar y a preocuparse por la psicología positiva, aunque en su momento no tenía dicho nombre, ellos ya estaban interesados en aspectos sobre lo que implicaba llevar una vida buena. A pesar de que ya había estudiado y visto en clase sobre el humanismo, no había asociado este con la psicología positiva, este artículo me permitió darme cuente de que las teorías de Maslow y Rogers fueron cimiento para estudiar ese enfoque del ser humano, no tanto un enfoque sobre como corregir o modificarle algo a la persona, si no para conocer sus fortalezas y como estas lo llevarán a un crecimiento personal y autorrealización. -Lorena Lagunes.

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  2. A veces creo que vemos ideas interesantes de autores relativamente recientes y creemos que esto las hace nuevas, pero al conocer un poco más sobre su historia nos podemos dar cuenta de que cosas como la psicología humanista o cognitiva traen sus ideas desde tiempos muy antiguos, de alguna manera reforzando la importancia de conocernos a nosotros mismos y a los demás de una manera más completa y profunda, algo particularmente importante para profesiones como las del psicopedagogo, donde siempre debemos buscar el mejoramiento humanos, donde se le ayuda a la persona a alcanzar su máximo potencial, siempre partiendo de teorías y aplicaciones basadas en la ciencia.- Regina López Herrera

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  3. Me encanta que la psicología positiva tenga como influyente a la psicología humanista ya que esta rama te permite ver al ser humano tal y como es, desde su lado más primitivo hasta su lado más potencializado, apreciando del hombre cada una de sus dimensiones como lo proponen Maslow y Rogers, entre otros autores, los cuales tienen como objetivo impulsar y apoyar al hombre en su desarrollo integral, a la auto dirigir su vida y conductas, pero sobretodo el fortalecer esa voluntad que repercute directamente en la felicidad. - Miriam Daniela Martínez Castellanos

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  4. En este artículo me llamo mucho la atención algo que es muy cierto que es que la mayoría de los modelos o corrientes psicológicas se enfocan principalmente en reparar, curar algún problema o enmendar algún error, sin embargo creo que las necesidades del ser humano van más allá, porque cuál es la necesidad de tener algo mal en ti para poder poner los ojos en uno mismo, para poder trabajar en el principio de todo; es por ello que el surgimiento de esta nueva corriente me agrada demasiado ya que se pone la mirada en el desarrollo del potencial humano, apoyado por cuestiones científicas y académicas de la psicología, y nunca es tarde para comenzar a trabajar e investigar en ello, que como bien se dice por algo siempre se empieza y al parecer esto es un buen comienzo para algo más trascendental. - Miriam Daniela Martínez Castellanos

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