El cognitivismo o psicología cognitiva tiene sus antecedentes en escuelas psicológicas como el estructuralismo, el funcionalismo, el asociacionismo, el conductismo y la psicología de la Gestalt (Sternberg, 2011). Para Sternberg (2011), el cognitivismo es una síntesis de estas escuelas psicológicas. Por ejemplo, de la misma forma que el gestaltismo, el cognitivismo hace hincapié en los procesos mentales internos, pero al mismo tiempo este último, de igual forma que el conductismo, utiliza el análisis cuantitativo para estudiar la manera en que los individuos aprenden y piensan. Siguiendo estas ideas, Sternberg afirma que la psicología cognitiva “es el estudio de la forma en que la gente percibe, aprende, recuerda y piensa en la información” (pp. 2 y 10).
Retomando las ideas
del cognitivismo, Seligman (2004 y 2005) afirma que fueron cuatro las líneas de
pensamiento que influyeron en el desarrollo de la idea de “autodirección” para
comprender desde una visión más amplia los comportamientos de la persona:
1. La
publicación de la crítica de Noam Chomsky al libro Verbal Behavior de B. F. Skinner.
2. Las
investigaciones de Jean Piaget, las cuales afirmaban que “la mente infantil
puede estudiarse científicamente a medida que se despliega”.
3. La
publicación del libro de Ulric Neisser, Cognitive
Psychology, en el que se sostenía que “el trabajo de la mente humana podría
medirse y sus consecuencias estudiarse utilizando como modelo los métodos de
información-procesamiento” propuestos por el cognitivismo.
4. El
momento en que diversos psicólogos behavioristas se dieron cuenta de que
estaban en un callejón sin salida al ser incapaces de explicar la conducta
humana sólo basándose en impulsos y necesidades, y empezaron a invocar las
cogniciones.
Con la influencia
decisiva del cognitivismo, Seligman (2004) argumenta que “las teorías
dominantes en psicología modificaron su enfoque en los últimos años de la
década de 1960 para pasar de la acción del medio [y los impulsos] a las
expectativas, preferencias, elecciones, decisiones, control y desesperanza
individuales” (p. 22). El desarrollo de estos y otros conceptos dentro del
cognitivismo aportan a la psicología positiva mucho del sustento referente a la
capacidad de autodeterminación de las personas.
Referencias:
Seligman,
M. (2004). Aprenda optimismo. Ed.
Debolsillo, Barcelona, España.
Seligman, M. (2005). Niños optimistas. Ed. Debolsillo,
Barcelona, España.
Sternberg, R. (2011). Psicología cognoscitiva. Cengage Learning Editores,
México, México.
Me parece interesante como en este blog qué nos habla mucho de la psicología positiva, retoma la psicología cognitiva, lo cual en su momento me llamo la atención, pero a la vez me hizo sentido ya que lo que esta corriente propone que la gente percibe, aprende, recuerda y piensa la información, siendo un proceso mental que podría influir a la causa y consecuencia del actuar de cada ser humano, es por ello que esto te ayuda a regular las conductas, impulsos y necesidades de cada individuo. - Miriam Daniela Martínez Castellanos
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