lunes, 28 de noviembre de 2022

INTEGRANDO LAS EMOCIONES POSITIVAS HACIA EL PASADO, FUTURO Y PRESENTE

    Toca hablar ahora de las emociones positivas en su conjunto, tratando de integrar a todas ellas, buscando armonizarlas y comprender para qué y cómo nos sirven en el desarrollo de nuestro potencial humano.        

Todas estas emociones positivas orientadas hacia el pasado, el futuro y el presente son variables o factores que pueden ser medidos psicométricamente y con una formalidad científica; los cuales a su vez integran o dan forma –junto con otros elementos– al término o concepto de bienestar psicológico, por medio del cual, para la psicología positiva, se puede medir indirectamente la felicidad.

 

        Pero, ¿Cómo incrementar este bienestar psicológico y a su vez la felicidad? Una alternativa es atender dichas emociones positivas hacia el pasado, el futuro y el presente. En el caso de las emociones positivas orientadas hacia el pasado, una buena alternativa para incrementarlas será por medio del agradecimiento y el perdón hacia personas involucradas en eventos significativos del pasado.


 Para las emociones positivas orientadas al futuro la clave estará en saber abatir los pensamientos negativos aprendiendo y desarrollando la esperanza y el optimismo, como las dos herramientas cognitivas y emocionales que permiten acrecentar las emociones positivas.

 Y en el caso de las emociones positivas orientadas hacia el presente, la pauta será incrementar y a la vez controlar los placeres, tratando de evitar la habituación a ellos; al mismo tiempo desarrollando y enriqueciendo las gratificaciones o el disfrute por medio del esfuerzo y el flujo, impulsando las virtudes y fortalezas de carácter. Las gratificaciones no están peleadas con los placeres, por el contrario, los segundos son la base para desarrollar las primeras.

Por último, es necesario recordar la importancia de no conformarnos con alcanzar sólo “estados subjetivos transitorios” (Seligman, 2002, p. 381). Por el contrario, debemos buscar que esta felicidad sea duradera y auténtica, por medio de las emociones positivas y el “desarrollo de las fortalezas [y las virtudes] características personales, que son las vías naturales y duraderas hacia la satisfacción” (Seligman, 2002, p. 381), (Sobre las fortalezas y virtudes profundizaremos en posteriores publicaciones).

En otras palabras, buscar el desarrollo de las emociones positivas, las fortalezas y las virtudes por medio de la satisfacción, el perdón y el agradecimiento con el pasado, el placer, el esfuerzo y el flujo presentes, y la esperanza y el optimismo en el futuro.

Con esta publicación cerramos las entregas sobre las emociones positivas en el ser humano.

Referencias:

- Peterson, C. (2006). A Primer in Positive Psychology. Ed. Oxford University Press, Nueva York, USA.

- Peterson, C. & Seligman, M. (1987). Explanatory Style and Illness. Journal of Personality, 55 (2), 237-265.

- Peterson, C. & Seligman, M. (2004). Character Strengths and Virtues: A Handbook and Classification. Oxford University Press, Incorporated, Cary, NC, USA.

- Ryff, C. (1995). Psychological well-being in adult life Current Directions.  Psychological Science, 4, 99-104.

- Seligman, M. (2002). La auténtica felicidad. Ed. Byblos, Barcelona, España.


miércoles, 5 de mayo de 2021

LAS EMOCIONES POSITIVAS HACIA EL PRESENTE: PLACERES y/o GRATIFICACIONES

 Toca hablar ahora de las emociones positivas orientadas hacia el presente. Éstas son emociones que se centran en acontecimientos y acciones del momento actual (Vera, 2008), por lo tanto, abonan al desarrollo y logro de la felicidad o bienestar psicológico, en tanto nos permiten sentir y disfrutar de los eventos o tareas presentes.

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Estas emociones se dividen en dos categorías: los placeres y las gratificaciones.

   Los placeres. Estos tienen un alto componente sensorial y afectivo, se pueden entender como sensaciones agradables de distinta intensidad, por medio de los cuales se busca satisfacer necesidades homeostáticas como el hambre, el sueño, el sexo, entre otras y necesidades psicológicas como el éxtasis, el embeleso, el gozo, entre otras; a su vez se dividen en corporales y superiores. “Los placeres corporales son emociones positivas transitorias que se manifiestan a través de los sentidos” (Seligman, 2002, p. 380), como: olores, sabores, sensaciones sexuales, movimientos corporales, vistas, sonidos agradables, etcétera; estos tienden a ser fugaces, con una mínima o nula reflexión.

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A diferencia de los placeres corporales o sensoriales que simplemente implican sentirlos sin casi ningún esfuerzo, los placeres superiores implican un aprendizaje previo y mayor procesamiento cognitivo, y aunque también son transitorios, su origen es más complejo. Los sentimientos y sensaciones que producen las acciones o eventos placenteros pueden ser: éxtasis, embeleso, gozo, dicha, alegría, regocijo, júbilo, diversión, entusiasmo, satisfacción, euforia, entretenimiento, tranquilidad, distracción y otros similares (Seligman, 2002).

Una característica de los placeres, tanto corporales como superiores, es que pronto nos habituamos a ellos y después de un tiempo necesitamos buscar otros, diferentes o más intensos, que nos aporten mayor placer.

     Las gratificaciones o disfrute. Son acciones que tienen como base los placeres, pero a diferencia de estos últimos, tienen mayor duración e involucran una actividad más profunda del pensamiento y la interpretación. Conllevan un esfuerzo a tal grado que no siempre serán totalmente placenteras y a veces podrán resultar estresantes. Están estrechamente relacionadas con el desarrollo de las fortalezas y las virtudes personales.

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Las gratificaciones implican acciones que generalmente a todo individuo le gusta mucho realizar, pero no siempre estarán emparejadas con los placeres corporales. Éstas atrapan e involucran por completo a la persona, en muchas ocasiones “bloquean la conciencia propia y la emoción experimentada, salvo retrospectivamente [como cuando se recuerda un evento satisfactorio], y generan la fluidez, ese estado en el que el tiempo se detiene y uno se siente a gusto” (Seligman, 2002, p. 381).

En la fluidez o flujo (Sobre el cual profundizaremos en siguientes publicaciones) las habilidades y fortalezas de la persona “están a la altura de las circunstancias” (Seligman, 2002, p. 159), por lo que es más fácil obtener gratificación posterior, al ver acrecentadas nuestras fortalezas y desarrollado nuestro propio ser.

Estas gratificaciones se desarrollan o aumentan en estrecha relación con el mismo desarrollo de las fortalezas y virtudes personales; en palabras del mismo Seligman (2002): “Las gratificaciones que produce el ejercicio de las fortalezas [y las virtudes] son el camino que conduce a lo que yo considero la buena vida” (p. 381).

 Las gratificaciones tienen mayor duración que los placeres e involucran una acción más profunda del pensamiento y la interpretación; es decir, conllevan un esfuerzo, además de que las fortalezas y las virtudes siempre las están fortaleciendo. Un punto importante es que las gratificaciones, guiadas por las fortalezas, y con el paso del tiempo y su repetición constante, se podrán convertir en hábitos buenos o virtudes.

 Los placeres se relacionan con la vida placentera, las gratificaciones con la vida buena (De las cuales hablaremos en posteriores publicaciones). Csikszentmihalyi, citado por Seligman (2002), argumenta que: “El placer es una fuente de motivación poderosa, pero no produce ningún cambio; es una fuerza conservadora que nos hace desear satisfacer las necesidades que se experimentan, conseguir bienestar y relajación. […] Por el contrario, el disfrute (gratificación) no siempre es placentero y a veces puede resultar sumamente estresante” (p. 183). Es decir, el placer se queda en el disfrute de nuestros sentidos, la gratificación va más allá, implicando esfuerzo, aprendizaje y crecimiento personal.

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 Referencias:

Csikszentmihalyi, M. (2008). El yo evolutivo. Ed. Kairós, Barcelona, España.

 Seligman, M. (2002). La auténtica felicidad. Ed. Byblos, Barcelona, España.

Vera, B. (2008). Psicología positiva, una nueva forma de entender la psicología. Ed. Calamar, Madrid, España.